Con la cabeza pegada en el mostrador de la barra, al entreabrir los ojos, los vasos, las botellas y las copas parecen unos edificios caprichosos en una avenida futurística. Eso piensa fugazmente Lisandro* después de haber bebido quizá un par de gin tonics, después de su ronda de cerveza.
Lisandro es un estudiante universitario como los hay demasiados, que se enfocan únicamente en el presente, porque según su filosofía este es un regalo, el ayer ya no importa y el mañana es incierto. Cosa que en realidad es cierto, pero hay que tener un poco de cabeza para pensar que después de disfrutar con tanto alcohol el presente, te espera un mañana desastroso con una resaca y un dolor de cabeza monumentales de padre y señor mío…
Lisandro ha deambulado por las aulas universitarias desde hace ya un buen rato, se ha cambiado de carrera casi con la frecuencia que se cambia pantalones, eso habla mucho de su presencia. Pero no es que Lisandro sea una mala persona, ni que sea un tipo liberal de los años 60’s que proclame la paz y el amor libre a los cuatro vientos como se están imaginando. Es que él es tan meticuloso en lo que desea de la vida que al menor destello de mentira en su ideal se frustra. Ha señalado a tantos catedráticos en la universidad en la facultad de filosofía, economía, ciencias jurídicas y hasta medicina que nadie quiere ser su mentor en la universidad, se ha topado con decanos y hasta algún rector en turno destapando sin miedo las “movidas” truculentas que se dan en algunas disposiciones; eso por supuesto le ha valido acérrimos enemigos, pero no pueden negarle el derecho de ser estudiante, porque a pesar de todo, Lisandro es uno de los pocos que tiene récords muy positivos en sus notas, en participaciones culturales a nivel nacional y hasta regionales en las áreas que ha participado.
Lisandro goza de la admiración de sus pares, de muchos estudiantes que lo ven como el caudillo sin revolución que se pasea por los corredores y las aulas de la universidad, por ello cada vez que se asoma a algún bar, tiene la certeza que será invitado por la mesa de estudiantes más alegre, aunque no le apetezca beber esa noche, departirá de sus nobles teorías al calor de lo que se esté tomando en aquella mesa, por momentos será el centro de atención de todos y a ratos el marginado que queda callado con su copa, una noche como cualquiera para él.
Lisandro ha cerrado el pénsum de dos licenciaturas, una en Ciencias políticas y otra en filosofía, estudia actualmente una maestra en economía global y está también estudiando mandarín. Asegura que ese lenguaje le facilitará para aprender y entender mejor la filosofía oriental que tanto admira. A pesar de ser de una familia con cierto acomodo económico, Lisandro vive en una muy modesta casa de huéspedes que se especializa en brindar apoyo a estudiantes universitarios de los pueblos que vienen a estudiar a la capital, totalmente alejado de su familia, a la que solo ve un par de veces al año, para ser duramente criticado por ellos…
Su familia no entiende por qué razón sigue en la universidad, porque no se gradúa de nada, ha terminado dos carreras, ha estudiado varias más como medicina, mercadeo, diseño, teología, administración de las cuales se decepcionó y se cambió, ya Lisandro no es un jovencito que tenga toda la vida por delante, dicen sus hermanos, porque de hecho sus padres ya partieron al otro mundo.
Así va la vida de Lisandro entre las clases de la universidad, las salidas a los bares y uno que otra manifestación por los derechos estudiantiles a las que asiste, lo consultan mucho algunos prospectos de líderes estudiantiles por su sabiduría, para hacer sus propios discursos políticos y acercar más a los jóvenes a la participación.
Lisandro sabe muy bien que muchos de esos supuestos líderes estudiantiles solamente lo utilizan, que, si logran llegar a algún puesto, se aprovecharán de ese puesto para sí mismos y no para ayudar al estudiantado universitario más necesitado, menos al pueblo en general de la nación. Pero aun así apoya a algunos, porque nunca se puede estar seguro de quien será honesto y quien caerá en la seducción del poder.
Exactamente, eso sucedió con un camarada de Lisandro, compañero de muchas noches de juerga filosófica, que era como le llamaban. Muy astutamente, este supuesto amigo tomo nota de muchas de las coas que Lisandro pensaba al calor de los tragos, muchas de ellas ideas muy buenas para proyectos novedosos que llamarían la atención de varios sectores, no solo en la universidad, sino también a nivel nacional si obtenían la audiencia necesaria. Así, este personaje traidor logro, después de fraudulentamente conseguir su título universitario en ciencias políticas, postularse como un gran visionario dentro del ruedo político de la nación…
Ahora, estando dentro del ambiente político, se ha beneficiado grandemente de cada legislatura, cada puesto y cada comisión que ha logrado adjudicarse por su fama de creativo y buen compañero con los que le conviene. Dejando de lado por supuesto a todo aquel que no esté a su altura o no pueda sacarle provecho en un futuro inmediato y, ni hablar del pueblo en general, que a este personaje se le ha olvidado, ya que es servidor público y no que se sirve de él… En fin, uno más de la clase política que países como el nuestro está atestado y cansado de aguantar.
Lisandro, al ver estos abusos no puede quedarse callado, inicia una investigación exhaustiva de como su anterior compañero de juergas filosóficas, logro el título universitario, si él nunca lo vio realmente estudiar ni hacer alguna tesis. Encontró que plagio documentos y soborno a decanos de la Universidad porque en aquellos tiempos empezaba a tener conexiones con cúpulas de poder en el gobierno de turno. Y como cereza del pastel, logro que le adjudicaran el título de Suma Cum Laude en su licenciatura de ciencias políticas, que en realidad era de caricatura.
Comprado esto, ya arrancada su carrera con deudas que debía pagar, entonces extorsionó a quien pudo para llegar a puestos clave en las secretarias correctas para pagar los favores a quienes les debía, desapareciendo casi por completo toda prueba de lo que había hecho en la universidad, nunca se imaginó que su amigo Lisandro que parecía estar tan ajeno al mundo real, le tenía tanta atención al desarrollo de su carrera política, anotando todo lo que se caía a sus manos y buscando pruebas para desenmascarar al farsante líder como el fraude que en realidad era.
En realidad, no me importa que se haya tomado todas mis ideas como suyas, decía Lisandro, ni siquiera es que sea un pésimo líder, porque incluso el mismo pueblo al que desangra tiene algo de responsabilidad en ello; pero no puedo soportar que sea un profesional farsante de esta casa de estudios que tanto amo y respeto, por ello estoy dispuesto a hacer todo lo posible para descubrir al mentiroso… Esto lo decía a todo aquel que quisiera escucharle, que eran muchos, pero no todos sinceros.
Así fue como un Judas cualquiera en su hambre de conseguir favores para impulsar su futuro, advirtió al némesis de Lisandro de sus intenciones, haciéndose este en un blanco de la venganza del corrupto seudo líder nacional.
Lisandro continuaba sin saber que su vida empezaría a cambiar y estaba en una cuenta regresiva, daba algunas tutorías a alumnos de primer ingreso en aquellos días, para ayudarles a adaptarse en clases difíciles o con catedráticos que él consideraba conflictivos. Ayudaba a maestros que él consideraba buenos con sus tareas de impartir clases o calificar exámenes a sus compañeros, era invitado a muchas marchas por los derechos estudiantiles para los cuales siempre preparaba algún discurso inspirador, aunque no era siempre el quién los leía porque no le gustaba ser el centro de atención.
Lisandro en su tiempo en la universidad catapultó a más de una docena de líderes estudiantiles reales que hasta la fecha han dado su vida por las aulas universitarias y la equidad de los pueblos de nuestra amada nación. Inspiro a centenares de profesionales íntegros que se desarrollan en diferentes áreas de la economía nacional a hacer conscientemente su trabajo, sin olvidar que nada es gratis, pero que nada debe ser inalcanzable para todos. Que el valor real de la importancia es el servicio a la comunidad que podemos dar con nuestra profesión… Lisandro, sin ocupar nunca un cargo público, podríamos decir que ha afectado a más personas que muchos de aquellos que se hacen llamar líderes sociales o políticos. Sin regalar un solo centavo, porque en realidad no posee riquezas, Lisandro ha hecho más ricos a todos los que se han dejado aconsejar.
Así fue como en una marcha estudiantil, en medio de la nada, en una forma tan cobarde y violenta, cuatro sujetos llegaron hasta donde caminaba Lisandro con una pancarta diciendo en ella que Repudiaba a los políticos con títulos comprados en la Universidad, uno de ellos empezó a disparar al aire para crear el caos, otro apuñalo cobardemente a Lisandro varias veces en la espalda, para que otro le diera el golpe de gracia con su revolver en la cara, el cuarto malhechor, simplemente dejo un sobre encima del cadáver con una nota que decía “Gracias, amigo por los tragos de esas noches juntos”
Esa misma tarde tendría lugar el descubrimiento de todas las pruebas que tenía Lisandro en contra de su camarada de años atrás, pero con su muerte, esto nunca ocurrió.
Han pasado años de esto, han subido y bajado líderes en nuestro país, algunas cosas nunca cambian y otras quizá empeoran, pero el pueblo tiene el consuelo que cada cuatro años puede elegir…
En la universidad se celebra anualmente la muerte de Lisandro, el eterno estudiante universitario, el amigo y líder estudiantil que necesitaba nuestra nación, pero quizá no lo merecía. Quedamos a la espera de un mejor futuro, pero ¿Qué hacemos para obtenerlo?
Cuando nos toque nuevamente elegir lideres en nuestra nación, informémonos, seamos más críticos y menos ingenuos, no prometamos nuestro futuro a cambio de una dadiva sin valor, seamos críticos sobre quienes quieren liderarnos y de dónde vienen. ¡Hagamos todos juntos de nuestra patria una gran nación!
FIN
*Lisandro: nombre de origen griego que significa según algunos “El que salva a los hombres”