El Impostor

Era una sensación tan agradable esa brisa marina en la cara, el acariciar de los rayos del Sol en la piel de Gerardo, que estaba algo pringada de la blanca arena del Caribe.  El escuchar el relajante sonido del mar y de alguna manera sentir el vaivén de las olas.  Escuchar a lo lejos los ritmos caribeños de alguna cumbia y ver de reojo las danzas de Mapalé de los lugareños, en la tibia arena de la playa.  Disfrutar de platillos exquisitos con mariscos frescos, bebidas tropicales muy refrescantes, un ambiente ideal para dar rienda suelta a la vida. 

Gerardo estaba verdaderamente viviendo una vida plena en tantos aspectos, se le podía ver un semblante tan apacible y satisfecho, lleno de energía positiva y dedicado a vivir hasta la última gota de existencia que esta piedra flotante del universo puede ofrecernos a todos. 

Por las noches cálidas del lugar, Gerardo podía disfrutar de una suculenta cena, de un buen café o algo más “espirituoso” si lo deseaba.  Gozar de la compañía de alguien o simplemente estar en solitario contemplando un cielo lleno de estrellas en la playa.  Era un tiempo maravilloso para nuestro amigo, que quien lo viera ahora creería que es un magnate o potentado empresario, de esos que vemos en las películas o se escucha que hacen suntuosos eventos donde comparten el secreto de su éxito a otros, y de esa manera se hacen más ricos aún. 

Pero Gerardo no es nada de eso, él es un tipo común y corriente de clase media con un empleo moderado.  Es alguien como usted, mi amable lector o como yo.  Un ejemplo de que cuando se quiere algo se puede hacer sin importar lo difícil que peda verse en un inicio, pero tampoco es esto un ensayo de superación personal o autoayuda. Así que seguimos con la historia. 

Gerardo, en una de sus noches de meditación, después de disfrutar de un café en tan bello lugar, se veía a sí mismo con los ojos de la imaginación y el recuerdo; sabía muy bien que no siempre había gozado de esa paz espiritual que poseía ahora, y que no tenía nada que ver con las vacaciones que estaba experimentando, y estaban a punto de terminar para regresar a su trabajo y rutina habitual que ahora también era una aventura para él.  Recordaba un par de meses atrás cuando descubrió al impostor que estaba arruinando su vida… 

El típico día de Gerardo era el levantarse temprano por la mañana, saltar de la cama como por reflejo, ya preocupado por las cosas pendientes del día anterior y por todos los posibles problemas que enfrentará en ese nuevo día que apenas tiene unas pocas horas de haber iniciado.  Se ve en el espejo del baño, toca su cara y empieza decirse en su cabeza todos los defectos que encuentra en esa imagen cansada y aun desalineada antes de tomar el baño; un café bastante fuerte es su desayuno, para lograr despertar sin pensar en su incipiente gastritis que se le ha generado gracias a sus malos hábitos alimenticios.  Sale ya de mal humor de su apartamento, agobiado por la hora, el tráfico y mil cosas más. 

Imaginémonos por un segundo, ese cuadro, que es tan familiar para la mayoría, como podemos suponer en un buen desarrollo del tiempo, con un inicio tan abrumador y estresante.  Pero la gran pregunta es ¿qué genera esto en todos y especialmente en el caso de Gerardo? 

A Gerardo se le ha metido una idea terrible en su vida, desde que era un niño casi, desde que dejo de soñar con ser un bombero cuando creciera y ya no se preguntó ¿Dónde se pedía el trabajo de presidente de la nación, porque era muy bonito eso de salir en televisión hablándole a todos?  Se le metió la idea de que debía cambiar porque él no era lo suficientemente bueno, así como era, para el mundo donde estaba creciendo; empezó a dejar de imaginar y cambio sus sueños por planes, metas que satisficieran a todos, menos a él mismo.  Comenzó la competencia en el salón de clases por ver quién era el más inteligente, quien podía tener el “honor” de llevar la bandera en los actos cívicos de su colegio.  Continuó cambiando su naturaleza solidaria y su empatía con los demás por una capa de cierto egoísmo y rivalidad tacita entre todos los que conocía.  Con la falsa idea de lo que hiciera debía ser excelente siempre porque si no, eso no le ayudaría a ser “aceptado” por la sociedad o el empleo o incluso la familia donde estaba. 

Ya de adolescente, esta idea que ha subsistido y enraizándose cada vez más en la mente y cuerpo de Gerardo es la que en realidad gobierna gran parte de lo que es él en esos tiempos. En la universidad trata de sobresalir de cualquier modo, aunque no es tampoco un tramposo o un bravucón con los demás, si es una persona que utiliza cualquier artimaña para congraciarse con los catedráticos o sus jefes de esos primeros empleos.  Con las mujeres de igual manera ha sido considerado por algunas como un “Tenorio” haciendo referencia a la novela, siendo muy atento con el sexo opuesto en un inicio, lleno de halagos y lisonjeras para cautivarlas.  Pero es un escapista del compromiso y de resolver problemas sentimentales, dándose a la fuga y rompiendo sus relaciones a la primera inconformidad o inconveniente que surja, pensando que es demasiada energía invertida por algo que al final de cualquier manera terminará y no le dejará nada bueno. 

Dada esa competencia sin final ni ganadores en la vida de Gerardo, porque en realidad la competencia la hacía consigo mismo a lo largo de todos los aspectos de su vida.  Llego al punto de dejar la universidad creyendo que nadie podía enseñarle algo nuevo y útil a él.  Inicio uno y mil negocios, algunos con un verdadero éxito y otros, comparados con las empresas de Don Quijote al enfrentar los molinos de viento de la famosa novela, un fracaso total. 

Así iba el navío de la vida de nuestro amigo, navegando de entre lo que él consideraba, arrecifes afilados que amenazaban con hundir su vida en el fracaso y aguas tenebrosas llenas de sirenas que lo querían capturar para quitarle todo lo que poseía, con muy pocas vistas a un horizonte optimista porque siempre lograba ver una tormenta que podía aproximarse en su ruta a la satisfacción personal y el éxito que algún viejo y hábil corsario le había vendido a su alma con un mapa del tesoro confuso y viciado por el egoísmo y la soberbia. Encontrando tifones financieros en cada empresa o empleo que conseguía, lejos de ubicar un puerto seguro donde atracar, Gerardo timoneaba su vida hacia mares inciertos constantemente, por ello su estrés continuo y desconfianza a todo el mundo. 

Dejando de lado las pintorescas analogías, Esta vida que describo de nuestro amigo no es muy ajena a la que vivimos muchos hoy en día, prisioneros por las metas y por lo que la “Gran Señora Sociedad” ha dicho que es lo bueno y honorable, sin importar donde vivamos, todos perseguimos una especie de “sueño americano” pletórico de cosas buenas como casas, carros, viajes, lujos, etc.  Creemos que las experiencias externas harán que nuestro interior sea feliz. Que acalle la voz que escuchamos todos los días de nuestra vida acerca de que queremos, cuál es el porqué de esta vida y para que estoy en este universo.

Hay tantas diferentes teorías acerca de la existencia, algunos dicen que el servicio a los demás es la llave de la satisfacción del ser humano, otros creen firmemente en la satisfacción de los deseos por muy bajos que estos puedan verse, media vez estos mismos no dañen a otras personas…  Algunas culturas piensan que la privación de todo lo que puede ser considerado un lujo, eleva el alma humana y otros, que estamos en diferentes planos existenciales, aunque compartamos un mismo planeta, por ello se reencarna en distintos tipos de criaturas, según el plano espiritual al que pertenezcas…  Tantas teorías y todas pueden tener un ápice de razón, pero ninguna en realidad ofrece garantías de funcionar.

Regresando a nuestro amigo, Gerardo es un adulto joven, que logro encontrar a una compañera en su travesía, que comparte con él algunos de sus anhelos y se ha aventurado a una vida de pareja, un poco porque lo deseaba en verdad y otro tanto porque es parte del plan de vida descrito para alguien con éxito.  Ha pasado tanto tiempo desde aquel chaval que jugaba a policías y ladrones con sus amigos de la cuadra, que intentaba maniobrar con éxito una patineta en la acera y que aplaudía a los cantantes juveniles que aparecían en la televisión…  Cada vez que voltea a verse en un espejo se encuentra un nuevo defecto, que si ya salió una cana que no había visto, que sus anteojos están desbalanceados o cualquier otra cosa. 

Así se ha sorteado la vida de Gerardo, entre algunos éxitos y derrotas, entre satisfacciones y uno que otro sin sabor.  Entre ellos han sido sus dos hijos, maravillas de la naturaleza que a pesar de toda la carga genética y el ambiente han logrado desarrollar ciertas virtudes a los ojos de su padre. 

Al cabo del tiempo, se ve nuevamente solitario en un apartamento de soltero a la fuerza, trabajando duro ahora no solo para sobrevivir él si no también para las pensiones alimenticias de su par de críos, que a veces no se ven tanto como éxitos en su vida.  Nuevamente se nubla el horizonte de Gerardo al pensar que el destino le ha jugado otra mala pasada y que toda su vida personal es como es gran barco gigantesco que nadie pensaba que era posible hundir, y sin embargo en su primera travesía su destino fue el fondo del mar. 

La vida era más que un suplico para Gerardo, algo así como un muy mal chiste que nunca terminada porque a la vuelta de la esquina se le aparecía otro acto de burla divina en la vida, si no era que algún neumático de su coche estaba pinchado, entonces era una llamada avisando que algún negocio importante ya no se realizaría o alguno de los hijos necesitaba algo de urgencia, o su ex pareja estaba demandando por la pensión que no le alcanzaba ya…  La vida era lo mas contrario de lo que vemos en la actualidad para nuestro amigo.  Pero entonces, ¿Qué ocurrió?  Acaso Gerardo se ha ganado la lotería o llego a un plano espiritual tan avanzado que logro dejar atrás todo el afán a lo material, o quizá se ha vuelto un alquimista y ha logrado convertir cualquier metal en oro.  No es nada de eso en realidad, él ha logrado identificar al impostor que logro arrebatarle todo lo bueno en la vida, lo capturo y metió al fondo de una mazmorra sin posibilidad de escape. 

Bien dice un refrán popular que cuando estas en el fondo solo puedes ir en una dirección, hacia arriba.  Esto le ocurrió a nuestro amigo.  En una tarde que bien pudo ser lluviosa y lúgubre para estar a tono con la tragedia de la vida de Gerardo, se dio cuenta que ya no aguantaba más.  Decidió tomar acción en contra de lo que le causaba tanto dolor, era la vida, y decidió quitársela sin más.  Tomo de inmediato y sin pensarlo mucho para no arrepentirse un puñado de píldoras para dormir con varios tragos de licor.  En tan solo unos minutos cayo en la cama de su sucia habitación en un sueño tan profundo que no creía despertar jamás de él. 

Ahora acompañamos a Gerardo en ese extraño sueño, al inicio un cielo cubierto de nubes negras y sonido de truenos aterradores; como volando una frágil cometa de entre esas nubes vamos adentrándonos en la siquis de nuestro amigo.  Pasamos la cada de tormenta y llegamos a un universo extraño, lleno de cosas sin sentido; escaleras que no van a ningún lado, por ejemplo; arboles que crecen de lado y peces que caminan en la tierra…  entre tantas tonterías vemos proyectos y sueños de nuestro amigo abandonados y dejados de lado por que alguien en su vida los tachó de locura e insensatez.  En un cofre llegando al final de este tramo vemos como se abre sin mas y deja salir algo sumamente brillante.  Gerardo, sin verlo muy detenidamente solo deja salir unas lagrimas al ver uno de sus más dorados sueños que nunca hizo realidad. 

Gerardo llega a lo que él cree que es el final del camino, el epicentro de todo.  Un lugar tan frio como el hielo mismo, ahí se encuentran sus sentimientos.  Todo lo que algún día sintió con un corazón de niño esta bien congelado por no decir muerto, así que era lógico de alguna retorcida manera que este fuera el final de la travesía y que él llegara a “descansar” de la vida donde estaban sus sentimientos más profundos…  Logro ver lo que sentía por su ex pareja, que aun la amaba quizá pero que se atrevió jamás a contradecir al mundo en cuanto a lo que se piensa acerca de hacer algo para salvar las relaciones.  También vio que sus hijos, sin importar como fueran o en que problemas se metieran, siempre han sido el amor de su vida, aunque eso es algo que no de debe demostrar para no parecer débil… 

Hemos llegado.  Atrapados en el interior más profundo de nuestro triste amigo, esperando el momento en que ese trozo de musculo y nervio en el pecho de Gerardo dejara de funcionar, así como se imagina un corte de energía eléctrica en una ciudad, se logra ver algo así como en la lejanía de este sitio empieza verse una obscuridad y que lo invade la nada. 

Gerardo en su inconciencia empieza a dejar de respirar, nadie se ha dado cuenta de lo que ha hecho en su triste habitación, al fin y al cabo, no tiene amigos y vive solo, ¿quién se dará cuenta en realidad que ya no existe?  Solo con los días después alguien llamará a emergencias por el hedor que saldrá de esa habitación…  Parece el final.  Pero en realidad es el principio de algo maravilloso.  Sin previo aviso alguien esta en la puerta del pequeño apartamento de Gerardo tocando la puerta.  Es quizá un vendedor o uno de esos misioneros que van de puerta en puerta esperando que alguien quiera compartir un tiempo para leer la biblia.  La cuestión es que al estar tocando la puerta está por alguna razón se abrió, quizá por lo vieja que es y porque Gerardo no le había puesto seguro al entrar; el desconocido entro a la habitación y al ver a nuestro amigo tirado en la cama se sobresaltó; pensó al principio que este se levantaría del lecho donde estaba, vociferando y maltratándole, pero en cambio no vio que se moviere para nada.  Al asomarse nuevamente a la habitación para ver que en realidad el tipo ahí tirado, porque acostado en realidad no estaba, no se movía para nada; corrió a llamar a emergencias.  En esos instantes, Gerardo había dejado de respirar… 

En esos momentos, dentro de lo que parece el alma o la mente de Gerardo se apaga la luz casi del todo, a pesar de que ha dejado de respirar no ha muerto aún.  Estamos al lado de lo que parece ser la esencia de nuestro amigo, quien en estos momentos se ve muy asustado.  Ni siquiera en la muerte encuentra paz piensa para él.  Gerardo, o al menos su conciencia ve una especie de espectro que sale de entre las sombras, y piensa que debe ser algún demonio que viene por él.  Cuando logra verlo de cerca distingue que son idénticos, como dos gotas de agua, entonces como lo ultimo que hará antes de largarse de una vez por todas se para de frente a este ser que ve y le pregunta: ¿Quién eres? ¿Por qué eres igual a mí? ¿eres acaso un demonio?...  El espectro o reflejo de Gerardo lo ve de pies a cabeza y echa a reír escandalosamente, ¿acaso no sabes quién soy? Pregunta sin dejar de reírse y burlarse de nuestro ya casi fallecido amigo.  Soy tu obra maestra, siguió, soy el que tomo las riendas do toda tu vida desde que eras un niño.  Podríamos decir que soy más Gerardo que tu mismo; yo he vivido tu miserable vida y ahora ya me voy, porque tu has destruido lo único que en realidad importaba, que es la vida misma. 

La conciencia de Gerardo no sabe que decir, igual en realidad ya no importaba quizás, ya todo esto va a acabar de un momento a otro.  ¿Cómo que eres yo? Tú no eres yo, aunque te me parezcas… solo yo puedo ser yo, grito Gerardo dentro de lo que parecía ser lo ultimo que quedaba de vida en su ser.  El reflejo de Gerardo se vuelve a reír y dice en tono despectivo:  tu me hiciste a tu semejanza perfecta, para esconderte como cobarde de la vida, cada vez que tenias un sueño o un deseo me llamabas desde niño para que yo tomara la decisión de hacer lo que se “esperaba” de ti, aunque no lo quisieras en realidad.  Luego con el tiempo tome cada vez más fuerza y también domine tus impulsos y tus sentimientos, tome he hice añicos tus sueños para que no pensaras que podías lograr nada en la vida, al fin y al cabo ¿quién te crees que eres?  Yo fui el que siempre te recordó que sin dinero no eres nadie, que todos te miden por lo que te falta lograr, y nadie aprecia en realidad lo que haz hecho en este que es un triste intento de vida.  Cada vez que querías regresar con tu pareja y abrazar a tus hijos te recordaba que si no llegabas con un montón de dinero encima nadie te recibiría, porque en realidad lo que verían es un fracasado.

Así seguía hablando este “reflejo” de nuestro amigo, llenando de basura todo lo que estaba cerca de él y ahora se lograba sentir un olor fétido alrededor.

Mientras tanto fuera del cuerpo de Gerardo en esa habitación han llegado los paramédicos y lo están sacando a la ambulancia.  Están tratando de revivirlo sin éxito, suena la sirena y se escucha un chirrido de neumáticos, conversaciones por radio comunicándose al hospital más cercano para llevar a nuestro amigo e intentar salvarle la vida…  Logran identificar a Gerardo gracias a los documentos que tenia en su billetera, porque ningún vecino en realidad ni su nombre conocía.  Al llegar al hospital, las enfermeras se dan a tarea de localizar a su ex esposa para avisarle de lo sucedido y pedirle que llegue a llenar algunos papeles de rutina en estos casos.  

En la sala de urgencias le han dado un par de electro shocks a Gerardo para ver si logran reanimar su cansado y adormitado corazón.  Esto en el interior de nuestro amigo, ha generado algún desorden, una especia de relámpagos azules cruzan lo que parece ser una especie de cielo donde aún se encuentra la conciencia de Gerardo atónita ante lo que esta gritando el malvado invento que ha suplantado tanto a nuestro amigo y al parecer es quien le ha llevado por una vida miserable.  Gerardo se ha dado cuenta que ha permitido que un impostor maneja lo más importante en todo el universo para él, su vida.  Que cada vez que dejaba que algo o alguien mandara su vida, estaba muriendo un poco y que el miedo al qué dirán era muchas veces tan irreal como puede ser quizás la vida en marte. 

Si tan solo pudiera hacer algo pensó en ese momento Gerardo, quiero hacer algo, gritó en realidad.  En ese instante, todo dentro del cuerpo casi sin vida de Gerardo tembló.  El impostor también, este se lleno de miedo y exclamo: ¡No puede ser! ¡Ya todo había acabado!... 

Gerardo está abriendo los ojos, después de varias horas en la sala de emergencia, al final ha respondido al tratamiento y logra recuperar parcialmente la conciencia.  Ve a su lado a su expareja, y al otro lado de su cama a sus hijos.  No puede creerlo, esta vivo.  Empieza a llorar como un bebe y sus hijos hacen como que miran a otro lado para no avergonzar a su padre por un lado, y para no meterse en problemas por un posible regaño, al fin y al cabo una de las frases de su padre era: “Los sentimientos son para los débiles”. 

Ha pasado ya un tiempo después de todo esto, Gerardo es una persona nueva, aun vive solo, porque entiende que todo en esta vida tiene consecuencias y que no puede borrar una vida que dejo en manos de un impostor en poco tiempo, pero tiene la esperanza que algún día pueda estar contento con quien es él.  

Después de mucho trabajo en arreglar algunas situaciones, ve que hay oportunidades donde antes no las veía y el impostor le decía que no debía buscarlas, que no hay encargo pequeño o remuneración humillante, si se hace lo que le gusta, y así logra ponerse al día con sus pendientes.  Ve ahora en el espejo a una nueva persona, a alguien con futuro, que se ha equivocado mucho pero que siempre tiene una nueva oportunidad para arreglar las cosas y sobre todo que tiene la actitud correcta ante el milagro más grande de todos, la vida.  Parece que han pasado años o incluso que es otra vida la que vive Gerardo hoy en día, pero a dos meses de que logro sacar de su vida al intruso, logra conseguir unas merecidas vacaciones.  Es ahí donde encontramos a nuestro amigo al inicio de esta narrativa. 

En el último ocaso de sol en la playa de sus vacaciones, Gerardo esta maravillado de la belleza que no cuesta un centavo admirarla; el cielo, el sol, sentir el viento en la cara…  Es interrumpido por un instante, en sus pensamientos suena el susurro de una voz que le dice en su interior: “esto no será para siempre, volveré a tomar el timón de todo.”  A lo que Gerardo simplemente piensa: “Será en otra vida, porque en esta ¡voy a vivirla yo!”. Se voltea y le toma la mano a su ex expareja que ahora es su esposa, y en silencio solo la ve a los ojos y ella sencillamente le da un beso, y sabe en ese instante que él está en el camino correcto. 

FIN